Cartelera: 'La revolución y la tierra', cuando lo social y el arte se unen (o no)

Este documental fue una muy grata sorpresa, incluso más allá del interés por conocer detalles sobre una época clave de la historia del ...


Este documental fue una muy grata sorpresa, incluso más allá del interés por conocer detalles sobre una época clave de la historia del Perú, como lo fue el gobierno de Juan Velasco Alvarado y la reforma agraria que realizó en su periodo. Ya no he estado tan cercano al cine como lo estuve en su momento hace algunos años, por temas personales y falta de tiempo, por lo que he estado alejado del cine de afuera y nacional más de lo que me gustaría, y me queda decidir ir a ver algunas películas solo por los programadores que hay detrás de la selección, un director con trabajos destacados que haya visto o alguna recomendación de críticos o amigos con un criterio en el que confío (que no son muchos). Además, hasta hoy en día (digo ello, porque bien podría cambiar en un futuro) soy muy poco de informarme sobre una película antes de verla, lo cual podría o no, ser un tanto cuestionable según la postura, por lo que revisar información o entrevistas del director o los involucrados casi nunca lo hago antes de ver la película. Todo ello lo menciono porque creo que no fue hasta ver una ola importante de comentarios favorables incluyendo la de algunas de estas personas en quienes confío, que me di una oportunidad en el cine. ¿Por qué no antes? 

Desde una perspectiva social y política, es evidente que en un contexto actual, donde la figura de Velasco cada vez está recuperándose más en la justa medida de lo que fue, iba a ser un boom que atrajera a varios espectadores (aunque creo que igual no se hubiese previsto que serían tantos como los vienen siendo). Por ello, ver un desfile de comentarios positivos sean de políticos y simpatizantes de izquierda, progresistas, etc., era de lo más esperable, pero ello no decía nada de la calidad de la película. Estoy ligado a los temas sociales por mis intereses y mi carrera, así que muchas veces me he encontrado en una situación bastante extraña de conversatorios sobre películas que daban un aporte enorme en exponer algún caso desde una perspectiva social. Lo audiovisual se volvía un soporte potente, de fácil forma de llegar a un público, (no como la escritura que necesita de un esfuerzo activo del lector) que solo debía sentarse hora y media a dos horas para recibir una breve clase sobre algún tema que luego era discutido junto a expertos del tema, es decir, el cine como una forma instrumental para aprender y fomentar el diálogo sobre algún tema "necesario" o "urgente". Mi extrañeza venía cuando a esta película que podía enriquecer a todo un público con su visualización así como a la fomentar una importante discusión, le daba una mirada crítica a nivel cinematográfico y se venía totalmente abajo, tenía terribles problemas de guión, actuaciones, incoherencias, mal abordado el tema, mal hilado, a veces con tomas innecesarias en un intento de hacerlo ver "estético", y hasta por ratos se me hacía insufrible. Claro que así como el resto del auditorio también aprendía muchísimo del tema, así que el conversatorio cumplía su rol, pero no dejaba de sentirme extraño, como si quisiera añadir a la discusión que muy interesante, pero eso sí, qué mala era la película, ¿no? Si decía eso a algún compañero o profesor, seguro me daba una mirada de desconcierto, pues según su juicio de valor, si cumplía ese valor académico, era una "buena película". Y obvio, a nivel de gustos, están en todo su derecho, a cada uno le gusta algo de forma particular, pero el gusto es distinto a cuán buena realmente pueda ser una película en su valor artístico. Luego me sentía un snob cinéfilo, porque ¿a cuento de qué venía mencionar eso cuando había sido tan enriquecedor todo el evento? Y es cierto, hay que entender los contextos y los fines en los que me encontraba, en los que muchos de los filmes con fines sociales se realizan y cumplen cabalmente su objetivo.

Si menciono lo anterior, es porque 'La revolución y la tierra', sin librarse de todos los males antes mencionados, al menos intenta no caer en el mismo problema. Desde lo social y político cumple el fin inicial que se ha trazado, como es el de contar la reforma agraria, incluso añadiendo perspectivas disonantes, (aunque hay una inclinación evidentemente favorable) lo cual se aplaude pues le da mayor volumen y contenido. Pero donde termina de destacar en la manera que deciden contar todo esto. A partir del uso de material audiovisual previo se nutren de suficiente registros para construir el suyo, desde material de archivo, así como del cine peruano mismo. Un cine que está lejos de ser de los más valiosos del continente, es explotado al máximo para juntar retazos de obras que más allá de su valor estético, retratan una época y una realidad que ya no existe, y por lo tanto se vuelven registros únicos del pasado. 'La revolución y la tierra' es el relato de uno de los eventos más cruciales de nuestra era republicana, un relato de la historia del Perú contado con el cine peruano. Al mismo tiempo se rompen los estigmas de un evento que transformó para bien al país, al darle la libertad, dignidad y orgullo a un sector pisoteado de la nación, así como el estigma de un cine peruano tantas veces vapuleado y probablemente, minusvalorado. Se da entonces, un juego donde realidad y ficción pierden las fronteras que las separan, beben unas de otras hasta ser indistinguibles, el cine es un relato que se construye de la realidad, la realidad un relato que se reconstruye con el cine. No es entonces, un puro afán elitista el valorar lo estético como una cualidad al margen del impacto y gusto particular que pueda tener en algunos espectadores, sino que lo artístico realmente ofrece nuevas formas de expresión, a veces de difícil acceso, pero que descifradas generan mayores estímulos, y este documental se las ingenia para contarnos algo más que una revolución, sin destacarse en demasía, pero sí de manera bastante satisfactoria. 

Sin embargo, también cae en tomas innecesarias de campos abiertos con drones (como si eso fuese indispensable en algunas películas hoy en día), o en perder por momentos una dirección clara de hacia dónde apuntar, dándole voz a distintas personas, sin un orden que lo guié, o que explique por qué a estas y no a otras, además de caer en ser muy didáctico, algo que puede ser valioso en el aspecto funcional, pero para alguien entendido del tema, el documental puede carecer de profundidad que podrían haberle aportado otros relatos, más variados, organizados, con mayor detalle, no tan dispersos, ni intervenciones anecdóticas, que dan una voz aislada desde un púlpito, u otros entrevistados de aportes poco relevantes o que no son aprovechados. 

'La revolución y la tierra' no es por asomo uno de los mejores documentales peruanos, pero sí se vuelve un trabajo valioso al utilizar el cine como herramienta política. Como un registro que va paso a paso reconstruyendo la realidad, combatiendo los estigmas y la ignorancia en las que nos han sumido las élites, con hechos en materiales de archivo y realidades construidas como las del cine. 

6/10

Año: 2019 
País: Perú 
Dirección: Gonzalo Benavente Secco 
Guion: Gonzalo Benavente Secco, Grecia Barbieri 
Música: Santiago Pillado-Matheu 
Fotografía: Elard Robles 
Reparto: Hugo Blanco, Eduardo Adrianzen, Gelín Espinoza, Hugo Neira, Héctor Bejar 
Productora: Animalita / Autocinema Films / Bebeto Films


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