Se ha escrito ya mucho sobre esta película, que si no es la que más comentarios ha generado en el año, se queda cerca por poco. Todo el símbolo que es el Joker, uno de los villanos más icónicos de la cultura popular, plasmado en una película que trata de adentrarse en su arista más psicológica que explica el personaje, en un tratamiento más crudo, oscuro y realista que el ofrecido en 'Suicide Squad' (2016), así como su interpretación por uno de los mejores actores de la década, con todo lo que ello implicaba al rivalizar con el mito de Heath Ledger en 'The Dark Knight' (2008), ofrecían la fórmula precisa para un estallido de alcances mayores a los de los límites del cine. A nivel cultural, ha sido uno de esos eventos de gran alcance claves para entender el cine de este año, y por ello adquiere una relevancia en ese aspecto, pero ello dista de ser razón válida para ensalzarla como la obra del año, peor aun, en el colmo de la exageración, de la década.
Es evidente que esta película tiene aciertos notables, vinculados a esta humanización de un personaje tan retorcido, que a lo largo de su historia ha adquirido un lugar más cerca del superhéroe que es su contraparte: Batman, que de un ciudadano cualquiera de ciudad Gótica, y por tanto, del espectador promedio. Si 'The Dark Knight' nos muestra a un Joker en el esplendor de sus capacidades que psicológicamente es capaz de frustrar y dejar con importencia a Batman, en esta se recurre a trastornos mentales y a una sociedad indolente que los genera como explicación del origen de un Joker que a lo largo de todo el filme tirita de miedo e inseguridad, hasta la toma final, donde parece que es por fin bautizado y alzado entre la masa, para ser ungido como el villano que necesitaba esa ciudad. Perfecta también la decisión de que a su vez también se produzca el nacimiento de Batman, si bien no de la misma manera directa, sí como una semilla incrustada en el niño Bruce Wayne, pues ambos son caras de la misma moneda. Es aquella rivalidad perfecta, imposible de separar, imposibles de entender uno sin el otro, incapaces de existir sin necesitar al otro para ello. Y por todo ello, este filme, aunque a simple vista no lo parezca, siento encaja como precuela de la obra de Nolan, vistas ambas en conjunto mantienen una coherencia, lo cual habla que desde diferentes ángulos y tiempos en la línea del personaje, han sabido interpretarlo de manera coherente con lo que representa este villano, y por eso el encaje se da de forma natural.
Además, la capacidad actoral de Joaquin Phoenix, es ya incuestionable (con otros trabajos excepcionales en esta década en 'Her', 'The Inmigrant', 'The Master' e 'Inherent Vice'), sin dificultad una de las mejores interpretaciones de la historia del cine basado en cómics, en un trabajo notable a la altura de la maestría de Heath Ledger, por lo que dilucidar cuál es mejor, implicaría una revisión más minuciosa. Y quizás, ello habla a su vez de alguno de los problemas de la película, que posa gran parte de su peso en su estrella, que sale airoso de toma tras toma, acaparando toda nuestra atención por momentos, tapando los momentos más cuestionables de la narración. Como aquellos momentos en los que el problema social parece desencadenarse precipitadamente, a un ritmo distinto, no tan coherente como el desarrollo del protagonista, lo cual provoca que no terminen de encajar plenamente ambos, salvo por momentos puntuales. Esto deriva en situaciones demasiado expositivas: como la del Joker en el programa, donde los guionistas obligan al personaje a decir lo que cree y explicárselo al personaje de De Niro, en lugar de haberlo mostrado de forma más orgánica durante la película. No lo digas, muéstralo.
Quizás los momentos más notables, es cuando la película, deja de lado las acciones y nos hace sentir lo que siente el personaje, en su locura va desenvolviéndose, entre más avanza a su conversión final, más se libera, a solas, sin que nadie lo juzgue, los movimientos liberados de su cuerpo, sus extremidades, sus dedos, en un baile interno y armonioso, en el que a pesar de la violencia a su alrededor y el sufrimiento de su corazón, por fin todo confluye en un balance tranquilizador que le dará la fuerza y seguridad para alzarse con el nombre del hombre que está designado a ser: el Joker.
Quizás los momentos más notables, es cuando la película, deja de lado las acciones y nos hace sentir lo que siente el personaje, en su locura va desenvolviéndose, entre más avanza a su conversión final, más se libera, a solas, sin que nadie lo juzgue, los movimientos liberados de su cuerpo, sus extremidades, sus dedos, en un baile interno y armonioso, en el que a pesar de la violencia a su alrededor y el sufrimiento de su corazón, por fin todo confluye en un balance tranquilizador que le dará la fuerza y seguridad para alzarse con el nombre del hombre que está designado a ser: el Joker.
6.5/10
Año: 2019
País: Estados Unidos
Dirección: Todd Phillips
Guion: Todd Phillips, Scott Silver
Música: Hildur Guðnadóttir
Fotografía: Lawrence Sher
Reparto: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy, Brett Cullen, entre otros.
Productora: DC Comics / DC Entertainment / Warner Bros. / Village Roadshow / Bron Studios / Creative Wealth Media Finance / 22 & Indiana Pictures. Distribuida por Warner Bros
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